Y ahora que ya pegué el portazo,
ya me dirás por qué lo hiciste,
ya me dirás qué conseguiste.
Ahora, sólo déjame...
Que te entregué toda una vida;
y tú, a cambio, mil mentiras.
No quiero volverte a ver.
Mis escritos
Pues bien, si esto fuera ciencia, diría que tengo una nueva hipótesis (todavía no he encontrado un laboratorio disponible para realizar los experimentos) y la voy a explicar a continuación, a ver qué os parece:
Partimos del supuesto de que la persona a analizar afirmó algún día que nos quería y, en más de una ocasión, sentimos que era cierto.
Resulta que, tras acabar (o no) esa relación (del tipo que sea), podemos tener dudas y preguntarnos si nos quiso de verdad o no. Cuando llegamos a la conclusión de que la respuesta es negativa, suele ser porque no entendemos algunas de sus actitudes. Dicho de otra manera, pensamos: si me quisiera, habría hecho... O lo que es lo mismo: yo, en su lugar, habría hecho...
En definitiva, reducimos todo a que la otra persona debería haber actuado como lo habríamos hecho nosotros. Pero he aquí la hipótesis en cuestión: si aceptamos que hay infinitas formas de pensar, ¿no será cierto que también existen infinitas formas de sentir y, en consecuencia, de demostrar los sentimientos?
Con esto no trato de justificar a todas aquellas personas que alguna vez han afirmado querer a alguien siendo mentira. Simplemente, intento buscar un método para sentirnos mejor con nosotros mismos cuando lo que había se acabó y nunca podremos averiguar si nos querían o no... Es decir, ya que nunca sabremos la verdad, mejor pensar en positivo y no autoflagelarnos.
Por ejemplo, mi caso: tras muchas mentiras (comprobada gran parte de ellas), decidí no sin recaer unas cuantas veces que ya no habría más porque hasta ahí habíamos llegado. Cabe decir que no era una relación de pareja, pero, presuntamente, la otra parte -contratante- tenía todo el interés del mundo en que así fuera.
Pues bien, según el día y mi estado de ánimo, puedo pensar:
a) Que era un falso mentiroso y que nunca me quiso a pesar de repetirlo mil veces por minuto.
b) Que puede que lo de quererme fuera tan real como que era mentiroso compulsivo.
c) Opción a) + nadie me querrá nunca.
d) Otras tantas que no modifican la investigación, así que no es necesario exponerlas (xD).
Según la nueva teoría (que puede que ya exista, pero no tengo constancia de ello), aparecería otra opción:
e) Me quería tanto o más como decía, pero en su manera de querer hay lugar para las mentiras; lo cual yo no comparto.
En conclusión y de manera general: en lugar de machacarnos pensando que nos han estado mintiendo/engañando, quizás deberíamos pensar que lo que esa persona expresaba sí lo sentía en realidad, pero que tiene otra manera distinta de sentir a la nuestra (que podemos considerarla mejor o peor, eso ya es otra cuestión).
(En fin, no sé lo que opinaréis, pero el aburrimiento es horrible, jajaja)
Copyright © 2009 Yo prefiero la noche, Powered by Blogger
CSS designed by Mohd Huzairy from MentariWorks
Blogger Templates created by Deluxe Templates